Se crearán grupos de trabajo para 
fomentar la participación.

La nueva Ley de Residuos finalizó ayer su tramitación parlamentaria, actualizando la legislación tras más de 10 años de aplicación de la primera Ley de Residuos.

El nuevo texto actualiza el régimen jurídico de la producción y gestión de los residuos, delimitando las obligaciones de productores y gestores, y simplifica trámites administrativos.

La Ley crea una Comisión como instrumento de cooperación técnica y de coordinación entre administraciones públicas en materia de residuos. La participación de los actores afectados está prevista mediante la creación de grupos de trabajo.

Antes de 2015 deberá llevarse a cabo una recogida separada de distintos materiales procedentes de residuos, promoviendo medidas para la recogida separada de los biorresiduos y su tratamiento biológico. Además, se establece un calendario para la sustitución, en 2018, de las bolsas comerciales de un solo uso de plástico no biodegradable.

Se incorpora un objetivo estratégico de prevención del 10%. Para los distintos materiales que componen los residuos domésticos se establece un objetivo de preparación para la reutilización y reciclado de un 50% antes de 2020. En el caso de los residuos de construcción y demolición el porcentaje se eleva al 70% en reutilización, reciclado y valorización.

Se mantiene el régimen aplicable a los suelos contaminados de la Ley 10/1998 de Residuos.

Se crea un marco legislativo común para que los fabricantes se involucren en la prevención y gestión de los residuos. La nueva ley contribuye a impulsar la innovación asociada a productos y procesos. Asimismo posibilita que en el futuro, y de acuerdo con la legislación comunitaria, puedan establecerse sistemas de depósito, devolución y retorno como modalidad de gestión de los productos y sus residuos, siempre que se demuestre que son técnica y económicamente viables.

Este punto ha sido objeto de polémicas entre diversas organizaciones, que debaten la conveniencia de implantar un Sistema de Depósito Devolución y Retorno (SDDR). Mientras que las organizaciones ecologistas apoyan este sistema, otras instituciones como Ecoembes y Ecovidrio denuncian los graves efectos sobre consumidores, comercios e industria que tendrá el SDDR ya que con su implantación, las empresas envasadoras de alimentos y bebidas se tendrán que hacer frente a un doble gasto de logística e infraestructura y doble gasto en la gestión de los envases.

Incidencia en el sector papelero.

Un de las novedades que introduce la Ley es la aplicación de mecanismos para priorizar el reciclaje dentro de la Unión Europea, atajando las crecientes exportaciones a países asiáticos y el consiguiente incremento de emisiones debido al transporte. Tanto por razones medioambientales como de empleo, el sector papelero viene promoviendo el reciclaje en cercanía del papel y cartón recuperados en la UE, como clave para el éxito de la sociedad europea del reciclaje.
 
“Priorizar el reciclaje en Europa, frente a la exportación a países asiáticos – principalmente a China -, supone ventajas medioambientales, por el ahorro de emisiones derivadas del transporte, y consolida además empleo verde en España, al mejorar los costes de nuestra industria”, afirma Carlos Reinoso, Director General de ASPAPEL.

La recuperación y el reciclaje de papel es un claro éxito de ámbito mundial, con más de 200 millones de toneladas recicladas cada año. Pero al mismo tiempo que la recuperación y el reciclaje de papel y cartón se incrementaban en España y en la UE, generando empleo verde, crecían también las exportaciones de papel recuperado a Asia y fundamentalmente a China, donde el sistema de recogida de papel usado es todavía incipiente. En los últimos cinco años, entre 200.000 y 900.000 toneladas de papel usado recogido en España han viajado anualmente a los países del lejano oriente y especialmente a China, obligando a nuestra industria papelera a importar la misma cantidad de papel recuperado de otros países de Europa.“Estas exportaciones a China -erráticas y crecientes- están poniendo en riesgo el éxito obtenido por el sistema europeo de reciclaje de papel y cartón, que tanto tiempo y esfuerzo nos ha costado, al provocar el desabastecimiento de las fábricas recicladoras locales”, explica Carlos Reinoso.

La industria papelera no solo está en condiciones de reciclar el importante volumen de papel usado que ya se recoge en España (4,6 millones de toneladas en 2010), sino que es capaz de absorber los futuros crecimientos de la recogida de papel usado, lo que supone generar más empleo verde. Esa gran capacidad recicladora de nuestra industria papelera permitió reciclar en España el pasado año 5,1 millones de toneladas de papel y cartón usado, volumen solo superado en Europa por Alemania.

Fuente: Redacción ambientum.com

RAFAEL CUADRILLERO
FACTOR GLOBAL, S.L