El contexto económico ha supuesto un aumento del interés de muchas empresas por presentarse ante el mercado con algún sello que corrobore la excelencia de su trabajo.

La confianza en un producto o un servicio es un valor preciado cuando la economía atraviesa periodos de crisis. Por este motivo, las empresas que cuentan con clientes que confían en sus marcas están en una mejor posición que otras al hacer frente a etapas como la actual, en que la batalla económica implica reactivar el consumo.

Pero la fidelidad y la confianza del mercado se ganan con el tiempo, con trabajo y, sobre todo, con la excelencia de la propuesta comercial que lanza un negocio. Entonces entra en juego el concepto de la implantación de un Sistema de Gestión de Calidad por buenos profesionales y su correspondiente Certificación de Calidad. Este sello, que expide una entidad independiente, corrobora que una empresa se ajusta a una serie de normas que garantizan la Calidad de un producto, un servicio, un proceso o un sistema de gestión.

EL INTERÉS CRECE CON LA CRISIS

La ventaja que supone para las empresas presentarse ante el mercado con un sello de Calidad que respalda el buen hacer del negocio es uno de los motivos que han propiciado que la actividad de implantación y certificación haya crecido a pesar de la crisis. Las estadísticas resaltan esta tendencia. Las últimas cifras facilitadas por AENOR, que corresponden al global de 2009 (un año en que ya soplaban vientos contrarios a la economía), revelaron un crecimiento en el número de sellos de Calidad que expidió la Organización Internacional de Normalización (ISO), el referente internacional en la materia.

El certificado de Calidad ISO 9001, el más conocido y aceptado internacionalmente, fue uno de los que más aumentaron ese año. Según la Organización Internacional de Normalización, en todo el mundo se batieron récords de implantaciones por profesionales y la obtención, acto seguido, de nuevos certificados de Calidad, pese a que la crisis económica daba ya severos bandazos por aquel entonces.

Las estadísticas también revelan que, en España, esta clase de garantías interesan (y mucho). De hecho, es el segundo Estado Europeo con un mayor número de empresas u organismos (no sólo los negocios, sino también cualquier institución puede recibir un sello de Calidad en reconocimiento al trabajo bien hecho) que cuentan con más certificados de este tipo. Sólo Italia está por delante de España.

CADA SECTOR TIENE SU SELLO

España es el segundo país europeo que cuenta con un mayor número de peticiones de Calidad concedidas. Está delante de Alemania y sólo queda detrás de Italia.

Las firmas vinculadas a la industria fueron las primeras que compartieron el interés por tener un documento que acreditara la excelencia de sus procesos de producción. Era el inicio de la década de los noventa y aquella garantía significaba un indudable elemento de valor añadido para que los negocios pudieran presentarse ante el mercado con más posibilidades.

El paso del tiempo ha hecho que los sellos se hayan diversificado a un terreno mayor que le industrial. Además de la Norma ISO 9001 (que cumple la función de ser genérica y un referente más allá de las actividades concretas de trabajo), hoy en día los profesionales implantan y a continuación Certificadoras expiden certificaciones de Calidad que atienden a las necesidades específicas de distintos sectores.

La industria de la automoción, la aeroespacial o el conjunto de normas relativas a la Calidad de los servicios en los pequeños comercios representan algunos de los ámbitos en que se realizan cada día más los procesos de implantación y certificación.

Una de las etiquetas más conocidas de implantación y cuya posterior auditoría se encarga a una entidad certificadora es la marca Q que otorga el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE). El sello resulta un reconocimiento a las casas rurales, los balnearios, los hoteles, las playas, los palacios de congresos y los espacios naturales protegidos (entre otros clientes) que ofrecen un buen servicio en un sector, el turismo, que cuenta con un peso estratégico en el conjunto de la economía española. Andalucía, Catalunya y el País Vasco son, por este orden, las tres comunidades autónomas donde hay más establecimientos turísticos que disponen del sello Q de Calidad.

LA ESTRATEGIA ES ELEGIR BIEN

Cuando una empresa, o un organismo, desea acceder a alguno de los certificados disponibles, puede optar entre los distintos existentes y que dispone la Organización Internacional de Normalización (ISO) en virtud de cuál es la parte del negocio que el cliente pretende certificar. Por ejemplo, una certificadora emite (con la norma ISO 9001) una garantía para confirmar que una organización cumple con los sistemas de gestión de la Calidad. Un paso más allá están los llamados modelos de excelencia, abanderados por el certificado Gestión Avanzada 9004, sustentado con la Norma ISO 9004:2009, a los que tienen la opción de atenerse las empresas que desean evolucionar hacia un modelo de excelencia del negocio en un sentido global del término.