Sin embargo, han quedado fuera del texto mejoras imprescindibles, demandadas insistentemente por Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y Greenpeace, como la recogida selectiva de la materia orgánica, la prohibición de la distribución gratuita de las bolsas de plástico de un solo uso o la exclusión de la incineración, como opción de gestión.
La nueva ley ha perdido la oportunidad de responder a las necesidades que tiene España en materia de residuos: el ahorro de recursos naturales mediante el aprovechamiento de los materiales contenidos en la basura, la prevención de la contaminación que provocan tanto la incineración como los vertederos y la creación de empleos verdes en un contexto de crisis económica como la que vivimos actualmente.
Al margen de la nueva Ley de residuos, el Gobierno español tiene todavía la responsabilidad de cumplir los objetivos establecidos por la Unión Europea. En particular en cuanto a los niveles de reciclaje de envases, que siguen estando por debajo de lo que exige Bruselas y que han motivado la pasada semana el envío de una queja a la Comisión europea por parte de las principales organizaciones ecologistas.
RAFAEL CUADRILLERO
FACTOR GLOBAL